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lunes, 7 de diciembre de 2015

Con todo el peso de la ley

Diana Lilia Mejía Rodríguez


Uno de los cargos con más relevancia en el régimen político, es el de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) exige una preparación más allá del carisma popular, si bien, cada ministro es electo por una votación dentro del Senado de la República, los requisitos para poder ser un candidato son estrictos; es necesaria en la vida profesional una distinción de honorabilidad y una buena reputación, entre otros, así como lo marca el artículo 59 de la Constitución.
La Suprema Corte, se compone de 11 ministros (de los cuales hasta el pasado 30 de noviembre, dos eran mujeres), electos por 15 años. Cada vez que una vacante se desocupa, es responsabilidad del Presidente de la República hacer una propuesta de tres personas, de entre los cuáles, los senadores eligen a quién portará la toga magisterial.
Para muchos abogado, este cargo es la mayor aspiración en la vida profesional, pues la responsabilidad de la SCJN  no es una tarea sencilla. Muchas veces vemos a este órgano, con una composición distante de la vida pública, pues en algunas ocasiones, seguir una discusión entre ministros es algo tan formalizado que podría parecer indistinto a la vida pública. Sin embargo, las decisiones que toman afectan de una manera indistinta a todos, sus decisiones resultan en cambios tanto en nuestros derechos y obligaciones fundamentales, como en los del gobierno.
En la actualidad son numerosos los casos populares que se tratan en el tribunal, ya sea la aprobación del aborto, el debate sobre la marihuana o la legalización de matrimonios entre personas del mismo sexo, las decisiones de la SCJN tiene relevancia indiscutible en la vida diaria.
El pasado mes de noviembre bajo el gobierno de Peña nieto, inicio la renovación de dos integrantes de este órgano, lo que serían tres nuevos integrantes en los últimos 9 meses, que prácticamente son un 30% de la composición de la  Suprema Corte. El pasado mes de marzo, entró el actual ministro Eduardo Medina Mora, en lugar del fallecido Sergio Valls Hernández. En este proceso, por primera vez, se abrió un debate en dónde participaron organizaciones ciudadanas, así como lo expuso el presidente en turno de la Comisión de Justicia Roberto Gil Zuarth.  
En esta ocasión, se discute la elección de quienes ocuparán el lugar de Olga Sánchez Cordero y Juan Silva Meza, que terminaron su periodo el pasado 30 de noviembre, lo que desde hace algunos meses originó un intensó debate sobre los criterios bajo los que deberían de ser electos los nuevos Ministros.
Después de la designación de Medina Mora, comenzó la espera de las propuestas que enviaría Peña Nieto al Senado, pues al estar en boga la paridad de género y al terminar precisamente el periodo de funciones de una mujer (Olga) se busca el equilibrio de género. Ante ello, el Ejecutivo reaccionó conformando una de las ternas por mujeres y otra por hombres, asegurando que el puesto de la Ministro Sánchez guarde un espacio para otra mujer.
La primer terna que envío el Presidente está conformada por; Sara Patricia Orea Ochoa, Norma Lucía Piña Hernández y Verónica Judith Sánchez Valle.
De la segunda terna, son parte; Álvaro Castro Estrada, Javier Laynez Potisek, Alejandro Jaime Gómez Sánchez.
Desde antes de la elección de las ternas, los dirigentes de los partidos se proclamaron en exigencia de una selección apartidista, pues abogan al equilibrio de poderes que debe de existir en el Sistema Político Mexicano. Declaración que habrá que esperar también sea respetada en la votación que tendrán que llevar a cabo los Senadores.
La meritocracia, ya estipulada y requerida en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos para la elección de Ministros, es  algo que habrá que evaluar de cerca y si en este proceso constitucional se permite nuevamente la opinión de  las organizaciones sociales debería de tomarse más a pecho para la ciudadanía este proceso. Si bien no es la ciudadanía quien elige, si es deber suyo estar informado y hacer presión para que se tome la mejor decisión posible en el Senado.
Más allá de una cuota de género, se trata de dar una oportunidad justa a quienes pueden desempeñar mejor este rol, en cuanto a los frutos que han tenido en su experiencia profesional. Al respecto, existe una crítica creciente sobre la forma en que eligieron las ternas, pues si bien se buscó un equilibrio de género, lo que preocupa son los antecedentes de algunos de los candidatos. Por ejemplo, Verónica Sánchez que en 2009 fue acusada por la PGR por supuestos delitos contra la administración de la justicia por liberar injustificadamente a un acusado de lavado de dinero y que era requerido por E.E. U.U., y la liberación en 2014 del ex asesor del secretario de Marina Gerardo Ortega, quien fue acusado de delincuencia organizada. Por otro lado Alejandro Gómez, que mientras fungió en la Procuraduría General del Estado de México, ocurrió el caso Tlatlaya, por el que se exigió su comparecencia.
Ahora habrá que seguir las votaciones y cuidar que el Senado, continuando con la misma exigencia en la conformación de ternas, realicen un voto fundamentado en la experiencia y capacidad profesional, sin tomar en cuenta intereses partidarios y personales.
En cuanto a  los dirigentes de los partidos políticos se han proclamado públicamente el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática,  quienes apoyan la apolitización de los candidatos, y de igual forma lo han hecho las organizaciones civiles.
A unas semanas después de que se entregaran las ternas de candidatos por parte del Ejecutivo, el debate sigue abierto, y al parecer se volverá a abrir el espacio para que la sociedad civil ocupe su lugar y forme parte de este proceso. A tan poco tiempo del anterior nombramiento de Medina Mora, y con el sabor que ha dejado los procesos de  impugnación a su elección,  se espera que  estos próximos procesos sean realizados de una forma consiente.
La elección de un miembro de la SCJN es un tema de suma relevancia pues no son tan frecuentes los cambios que ocurren al interior del Poder Judicial, pero si los efectos que tienen las decisiones del Supremo Tribunal a lo largo y ancho de la federación.
Las cartas están sobre la mesa y el análisis de los perfiles que tienen los ahora candidatos, ha  iniciado.  
Habrá que tener un ojo puesto en las decisiones que estarán tomando durante las próximas semanas en el Legislativo y estar conscientes también que la búsqueda apartidista de la votación de los senadores, la abstención ideológica, en su totalidad será casi imposible. Es decir, lo que podemos esperar es un debate profundo al respecto y que los contrapesos en la elección sean buenos para la designación, o en su defecto el rechazo del Senado sobre las ternas propuesta.
A la espera de estas decisiones, el tiempo corre para estar informados.


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